Como no podía ser de otra manera la celebración de la Pasíon de Cristo guarda una estrecha relación con dos eventos astronómicos muy importantes como son el equinocio y el plenilunio.
Cuentan los evengelios que la Crucifixión y muerte de Jesús se produjo unas horas antes del comienzo del sabat judío (anochecer de un Viernes) y que era el tiempo de la Pascua, fiesta judía que se celebra siempre con Luna llena.
No fué hasta el Consejo de Nicea en el año 325 cuando los obispos cristianos determinaron una regla para fijar la fecha de la Pascua cristiana, es decir, la fecha de celebración de la Pasión y muerte de Jesús. Y determinaron que ésta caería siempre en el primer domingo con Luna llena inmediatamente después del equinocio de primavera.
Según esta regla ésta celebración debe de ocurrir cada año entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
De ésta manera, Pasión y astronomía se unen cada primavera.